Rusia ha cortado el suministro de gas a Polonia, Bulgaria y Finlandia por negarse a pagarlo en rublos. Vladimir Putin amenaza con cerrar el grifo al resto de Europa, aunque esta medida sería un suicidio económico para el Kremlin, ya que la exportación de combustibles fósiles a la UE representan el 40% de sus ingresos fiscales.
Pero incluso si estas amenazas son palabras vacías, Bruselas necesita recortar esta dependencia energética lo antes posible, ya que le cuesta 800 millones de euros diarios, un coste que perjudica a los consumidores y que está financiando la invasión de Ucrania.
La Comisión Europea tiene una hoja de ruta para reducir en un 66% su dependencia a la energía rusa para final de año; y acabar con esta dependencia en 2027. Este plan tiene dos grandes pilares: en el siguiente video ampliamos el camino maercado.