Las últimas estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) reflejan que, aunque los gobiernos cumpliesen unilateralmente lo acordado en la Conferencia del Clima de Copenhague, la temperatura global se incrementará en 3,5 ºC a largo plazo. Por ello y según este informe, es el momento de desarrollar un Plan B en la política climática. Este plan recoge dos categorías de acciones. Por un lado, continuar con los esfuerzos de mitigación pero reduciendo los costes globales y, por otro, tomar medidas para adaptarse a un mundo con temperaturas más altas. Esta segunda opción es más cara ya que puede suponer entre 4.000 y 100.000 millones de dólares al año.
Respecto al primer grupo de acciones, el informe recomienda promover los avances tecnológicos con mayor potencial de reducción de emisiones a nivel mundial, reduciendo los costes de las tecnologías con mayor potencial. El informe presenta dos vías de desarrollo:
1- el nivel de inversión en cada tecnología debe reflejar la contribución global de esa tecnología a reducir las emisiones
2- las inversiones deben ser diseñadas para maximizar la reducción de costes a largo plazo. Esto requiere un adecuado equilibrio entre inversión, I+D+i y desarrollo e implantación.
El documento examina tres tecnologías: CCS, energía solar fotovoltaica y eólica Offshore. El CCS es crítico para reducir las emisiones de la industria y de la generación eléctrica; según la AIE, en 2050 el coste de reducir las emisiones sin CCS sería un 70% más caro que si se desarrolla esta tecnología. Actualmente el esfuerzo se debe centrar en proyectos de demostración a escala comercial.
La fotovoltaica se debe desarrollar sólo en aquellas zonas con gran insolación, como Oriente Medio y norte de África. El nivel de subvenciones para su desarrollo se debe reducir y aumentar la financiación en I+D+i; esto mismo es aplicable para la eólica offshore.
Climate Change Policy-Time for Plan B
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