La Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés) ha publicado la segunda edición de su informe “REmap: Roadmap for a Renewable Energy Future”, en el que se analizan los retos y oportunidades a los que se enfrentan las diferentes tecnologías de generación renovable para cumplir los objetivos medioambientales fijados en el horizonte 2030[1]. Partiendo de este análisis, el informe concluye con una serie de recomendaciones para lograr un desarrollo de las energías renovables ambicioso, sostenible y eficiente.
El Acuerdo de París ha supuesto un importante impulso para las tecnologías renovables al destacar su rol fundamental en la consecución de los objetivos de sostenibilidad y evitar, con ello, las consecuencias negativas del cambio climático. El reto al que se enfrenta ahora la comunidad energética es realizar la transición hacia las energías limpias de una manera eficiente.
Como consecuencia de la aplicación de las políticas energéticas que actualmente se encuentran en vigor, la cuota de las tecnologías de generación renovable en el mix energético podría elevarse desde el 18% (2014) hasta el 21% en 2030. Sin embargo, para poder cumplir con los objetivos medioambientales planteados y lograr descarbonizar el sistema energético es preciso acelerar la instalación de nueva capacidad renovable. De hecho, es necesario duplicar la cuota de la generación renovable elevándola hasta el 36% en 2030, para lo que se precisa llevar a cabo de manera inmediata acciones decididas que involucren a los principales sectores emisores.
Más allá del esfuerzo realizado por el sector eléctrico en los últimos años, es necesario involucrar a otros sectores emisores, como el transporte, la industria y el sector de calor y frío, para fomentar su descarbonización. Para ello, es fundamental que los países diseñen e implanten los mecanismos de incentivos precisos sobre estos sectores; eliminen los subsidios a los combustibles fósiles que distorsionan los mercados energéticos, especialmente en el actual contexto de precios bajos.
Se estima que duplicar la cuota de renovables en el mix energético requerirá elevar la inversión anual en infraestructuras de generación eléctrica, calor y frío y biocombustibles desde los 360 mil millones de dólares en 2015 hasta los 1.300 mil millones en 2030. Las externalidades que se evitarían, como la reducción de la contaminación ambiental, superarían en un rango de 4-15 veces los costes anuales derivados de esta hoja de ruta. Además, este impulso en tecnologías renovables permitiría mantener 24,4 millones de puestos de trabajo e impulsaría el crecimiento económico.
En resumen, las principales líneas de acción que son necesarias para duplicar la cuota de las renovables son:
• Corregir las distorsiones y asegurar que el mercado trata con igualdad las diferentes fuentes energéticas: Esto se podría conseguir introduciendo un precio al carbono que refleje todas las externalidades producidas por los combustibles fósiles.
• Dotar de mayor flexibilidad a los sistemas de energía para facilitar la integración de las tecnologías renovables (eólica, solar, etc.): Para ello será necesario desarrollar interconexiones regionales y nacionales, soluciones de gestión de demanda y almacenamiento energético y redes inteligentes.
• Desarrollar y desplegar soluciones de energía renovable para los sistemas de calefacción y refrigeración en los proyectos de desarrollo urbano e industriales.
• Promover el uso de medios de transporte alimentados por electricidad de generación renovable y biocombustibles.
• Garantizar el suministro sostenible, asequible y fiable de las materias primas bioenergéticas.
Los legisladores deben considerar cuidadosamente estas opciones a la hora de conducir el proceso de transición energética en el que está involucrado el sistema. Si la comunidad internacional no actúa urgentemente, existe un riesgo significativo de no alcanzar los objetivos marcados y someter al medio ambiente a daños irreparables.
[1] El programa REmap de IRENA incluye datos de 40 países que representan, de forma agregada, más del 80% del consumo energético mundial.