Esta semana celebramos el Día mundial del agua, una muy buena ocasión para hablar sobre una de las tecnologías más determinantes para la Transición energética: el almacenamiento hidroeléctrico por bombeo. El almacenamiento es uno de los grandes desafíos en la transformación del sistema eléctrico, elemental para reforzar la eficiencia y gestionar la demanda.
El almacenamiento hidroeléctrico es la mejor forma de almacenar grandes cantidades de energía durante largos periodos de tiempo. Una central hidroeléctrica de bombeo es un tipo especial de central hidroeléctrica que tiene dos embalses. El agua contenida en el embalse situado en el nivel más bajo —embalse inferior— es bombeada durante las horas de menor demanda eléctrica al depósito situado en la cota más alta —embalse superior—, con el fin de turbinarla, posteriormente, para generar electricidad en las horas de mayor consumo eléctrico. Por tanto, estas instalaciones permiten una mejora en la eficiencia económica de la explotación del sistema eléctrico al almacenar electricidad en forma de agua embalsada en el depósito superior.
El PNIEC contempla 3.500 MW nuevos de almacenamiento hidroeléctrico hasta 2030. REE identifica un potencial de 10.000 MW de nuevo almacenamiento utilizando presas actuales. Contamos con innumerables ventajas de esta tecnología de generación y almacenamiento de energía:
- Reducido impacto ambiental, puesto que se utilizan presas ya construidas
- Generación de empleo cualificado y participación de empresas españolas en todas las áreas del proyecto: ingeniería, construcción y suministro y montaje de equipos
- Ayuda a fijar población en zonas que sufren despoblación. Impacto local positivo (empleo, formación,…)