La red eléctrica está experimentando una importante evolución como consecuencia de las nuevas y diversas tecnologías que se están desarrollando, tanto en la generación como en el suministro y uso de la energía. Todos estos nuevos avances deben operar integrados en una misma red, que exige que el sistema eléctrico del futuro sea flexible, conectado y resistente. Electric Power Research Institute (EPRI, por sus siglas en inglés) y sus miembros asesores, han publicado el informe “Electric Power System Flexibility: Challenges and Opportunities” en el que analizan los requerimientos de flexibilidad de la red y describe las nuevas tecnologías que se están desarrollando para dar respuesta a esta necesidad.
La flexibilidad del sistema se define como su capacidad de adaptación a condiciones dinámicas y cambiantes y cuya finalidad es mantener en todo momento el equilibrio entre lo inyectado y lo retirado de la red. Existen diferentes factores que están incrementando la complejidad en la gestión de la red, haciendo que la flexibilidad sea una cualidad especialmente deseable:
- Incremento de la cuota de electricidad generada mediante recursos renovables variables (como son la energía eólica y la solar).
- Incertidumbre en los precios del combustible (primordialmente el gas natural).
- Cambio en el comportamiento y el rol del consumidor dentro del sistema eléctrico como, por ejemplo, la instalación de tecnologías de energía solar distribuida, la carga de vehículos eléctricos en el garaje o el uso de electrodomésticos inteligentes en las casas.
- Aplicación de nuevas regulaciones medioambientales que impactan de manera significativa en las redes.
La transición a un sistema de energía más flexible requerirá de un nuevo conjunto de tecnologías y metodologías aplicadas en todos los puntos de la cadena de valor.
Para profundizar en el estudio de la tecnología disponible, el informe analiza los retos y oportunidades que afectan a diferentes componentes de la red y describe los proyectos de investigación que el EPRI está desarrollando y los que será necesario plantear en los próximos años. Así, se han detallado las perspectivas y retos de:
- Las diferentes tecnologías de generación (como las centrales de gas y carbón, las nucleares, las instalaciones hidroeléctricas, las renovables o la poligeneración[1]).
- Los dispositivos de almacenamiento de energía eléctrica.
- Los posibles impactos medioambientales asociados a la transición a un sistema de energía más flexible.
- Los procesos de transporte y distribución eléctrica y de operación y planificación de la red.
- El comportamiento del consumidor y el uso que se le da a la energía.
[1] La poligeneración se define como la producción conjunta de dos o más servicios energéticos, realizada de forma simultanea y buscando aprovechar al máximo el potencial termodinámico de los recursos consumidos. Así, por ejemplo, en la cogeneración se obtiene simultáneamente energía eléctrica y energía térmica.