3.3. Plan de eficiencia energética 2011 de la Unión Europea
La eficiencia energética es uno de los retos más importantes dentro de la Unión Europea. Tanto es así, que en el objetivo vigente para 2020 en la UE donde se exige reducir un 20% de la energía primaria consumida y al menos un 27% para el año 2030, la eficiencia energética juega un papel fundamental, pretendiendo que sea una herramienta importante para conseguir frenar el gasto de energía y el cambio climático. Hoy en día se puede decir que es una de las mejores armas de las que dispone la UE para acometer estos objetivos del 2020 (ver Normativa básica comunitaria).
El Plan de Eficiencia Energética 2011 de la Unión Europea [26] estaba muy dirigido a fomentar el ahorro de energía por medio de la aplicación de soluciones eficientes. Uno de los sectores con mayor potencial era y sigue siendo el doméstico, donde los edificios consumen mucha energía desperdiciada. Uno de los objetivos consistía en presentar las herramientas necesarias para activar su desarrollo con el fin de que comenzara un proceso de regeneración de los edificios públicos y privados. Es muy importante que el sector público se involucre en el proceso ya que funcionaría como ejemplo para el resto de las personas e instituciones.
El sector público representa el 19% del PIB de la UE y sus edificios son el 13% de los existentes en el parque inmobiliario europeo. Por tanto, es esencial que este plan siga dirigiendo parte de sus esfuerzos a fomentar la aplicación de soluciones de eficiencia energética en este sector por lo que se propone una incentivación por parte de los gobiernos de los Estados miembros para que se activen las medidas y se apliquen soluciones basadas en la eficiencia energética.
Además, según este plan, los organismos públicos deberían haber elevado el grado de eficiencia energética que disponían sus edificios en el 2011. Se deberá actualizar la renovación de sus instalaciones cada cierto tiempo y estarán obligados a renovar al menos el 3% de sus edificios cada año. Estas renovaciones deberían colocar el parque inmobiliario perteneciente al Estado en el 10% de los edificios con mayor grado de eficiencia energética de cada país.
Siguiendo con este objetivo, el contrato de rendimiento energético podría ayudar a facilitar el desarrollo y modernización de los edificios actuales. Este plan, ya está asentado en varios países de la UE, ayuda a financiar el coste inicial de un proyecto de mejora de la eficiencia por medio de los ahorros en la factura, los cuales servirán para hacer frente al desembolso inicial.
Además de los edificios, el sector público debe hacer frente a la renovación de sus instalaciones a pie de calle. Multitud de ayuntamientos o diputaciones ya se han aplicado a la normativa, y se ha demostrado que los beneficios son mayores de lo esperado, donde la modernización de la vía urbana y de la movilidad de la misma mejoran, además de producir nuevos de puestos de trabajo.
Por otra parte, el sector edificación consume el 25% [27] del total de energía final de la UE. Dentro de este sector, más del 60% de este consumo tiene su origen en el uso de las calderas. Dadas estas cifras, se hace significativo el hecho de reducir parte del consumo de este sector, ya que con la aplicación de la tecnología conocida se podría llegar a reducir el 75% del consumo de un hogar medio. Por tanto, este plan insta a los gobiernos a promover medidas con el fin de que esta actividad comience a activarse. Este reto debe acometerse de varias maneras, entre ellas se debe hacer frente a las barreras jurídicas que se encuentran los ciudadanos a la hora de intentar acometer las renovaciones, se debe promover el papel de las ESEs para llegar al cliente final y se debe hacer frente a la desinformación de la población.
Respecto al sector energético, protagonizado por la transformación de la energía en electricidad, se deben construir nuevas instalaciones con mayor índice de eficiencia ya que se calcula que el 33% del consumo de energía primaria en la UE corresponde a este sector [28]. La renovación de instalaciones que van quedando obsoletas es una de las medidas a realizar, siempre teniendo en cuenta la posibilidad de incorporar soluciones de eficiencia energética. Ciertas directivas internacionales contribuyen a este objetivo limitando la cantidad de emisiones industriales posibles. En este sector, aún se debe mejorar sustancialmente ya que tiene un alto potencial de mejora. Uno de los objetivos es poder utilizar todo el calor de los procesos de producción de electricidad e industrial como recurso térmico.
A su vez, el uso de los mecanismos de mercado para el ahorro de energía, la mejora de la competitividad de la industria manufacturera europea y la investigación de nuevas tecnologías son otros objetivos que busca activar este plan dentro del sector industrial como tal.
Sin embargo, ciertas barreras de mercado impiden o desincentivan la inversión en proyectos para la mejora de la eficiencia energética. Por ello los gobiernos de los países de la UE deberán corregir esta problemática a través de la imposición de objetivos de ahorro, y de medidas financieras que apoyen el proceso de aplicación de proyectos de mejora de la eficiencia. Para ello, se proponen ciertos planes o programas de ayuda a nivel europeo, los cuales pueden enfrentar el problema de varias maneras, incluyendo la financiera.
El control y monitorización del consumo puede jugar también un papel importante a la hora de conseguir los objetivos. Las herramientas que aportan este tipo de servicios conciencian a los clientes finales, los cuales acostumbran a desinteresarse por estos datos, siendo un 53% de ellos los que dicen desconocer su gasto energético. Por ello, la Comisión examinará el comportamiento de estos clientes con el propósito de implementar una estrategia para el desarrollo de mecanismos de ahorro de energía, a través de la información recibida, junto con la consulta a las organizaciones de consumidores. El uso de determinadas estrategias como la de clasificar los edificios con una nota en función de su calidad de la eficiencia energética, provoca una conducta en los consumidores de favorecimiento de estas instalaciones, lo cual genera la obligación de que la competencia necesite obtener esa misma calificación para no ofrecer un servicio más pobre.
En cuanto al sector del transporte, es vital para el ahorro de energía en toda la Unión Europea ya que supone el 33% del consumo de energía final. Principalmente se depende del combustible fósil, pero tal y como se verá en el siguiente capítulo, la introducción del vehículo eléctrico puede aportar un gran avance en la sostenibilidad del sector. En referencia a la eficiencia energética, un vehículo eléctrico posee un valor mucho mayor que un vehículo de combustión, además de aportar una ayuda al ahorro de las emisiones de CO2.
Por último, este plan promueve la creación de un marco regulatorio fiable donde poder albergar las medidas de cara a desarrollar las acciones que permitan mejorar en el aspecto de eficiencia, y que este marco sea consensuado por los países de la UE. Además, el lanzamiento del primer Semestre Europeo, en el marco de la Estrategia Europa 2020, otorga a la Comisión potencial para seguir y analizar los progresos anuales de los Estados miembros.