4.1. Diseño eficiente de los precios de electricidad
Cualquier planteamiento de estrategia energética se desarrolla alrededor de la satisfacción de tres exigencias simultáneas: seguridad de suministro, sostenibilidad medioambiental y eficiencia económica. Vamos a hablar en este capítulo del criterio de eficiencia económica.
Diseño eficiente de los precios de la electricidad. El criterio de eficiencia económica significa asegurar una asignación óptima de los recursos. Este criterio debe regir necesariamente el diseño y cálculo de los precios de la electricidad – como sucede con cualquier otro producto o servicio. Así, se debe trasladar el coste del suministro eléctrico al precio que pagan los consumidores para que las decisiones de éstos sean eficientes tanto en términos de inversión (p.ej., elección de procesos productivos más o menos intensivos en el consumo de electricidad) como en términos del propio consumo (p.ej., consumo sensible al diferente coste del suministro en función de las estaciones del año / días de la semana / horas del día).
De este modo, si la señal de precios que reciben los consumidores es incorrecta (por no reflejar adecuadamente los costes reales de su suministro), sus decisiones de inversión y consumo no coincidirán con las socialmente óptimas (ver Las peajes de acceso y cargos: estructura, costes y liquidación de los ingresos y Déficit tarifario: qué es, consecuencias y solución).
Implicaciones de un diseño ineficiente de los precios de la electricidad. Supongamos que existen dos tipos de electrodomésticos, A y B, ambos con una vida útil de 5 años. El tipo A tiene un coste de adquisición de 400 € y un consumo eléctrico de 2,0 MWh/año, y el tipo B de 240 € y 2,4 MWh/año. Si el coste real del suministro es de 100 €/MWh, entonces la decisión socialmente eficiente sería optar por el equipo A al ser la de mínimo coste total:
Coste/año de A: 400 € / 5 años + 2,0 MWh/año x 100 €/MWh = 280 €/año
Coste/año de B: 240 € / 5 años + 2,4 MWh/año x 100 €/MWh = 288 €/año
Figura 4‑1. Implicaciones de un diseño ineficiente de los precios de la electricidad.
Fuente: Elaboración propia.
Si el precio de la electricidad es igual al coste real del suministro, entonces el consumidor optará por el tipo A (el más económico para él), coincidiendo su decisión con la socialmente eficiente. Sin embargo, si el precio de la electricidad no es igual al coste real del suministro, entonces existe la posibilidad de que la decisión del consumidor sea diferente de la socialmente eficiente. Por ejemplo, si el precio de la electricidad es igual a 70 €/MWh (menor que el coste real del suministro, 100 €/MWh), entonces la decisión lógica del consumidor sería optar por el tipo B (el más económico para él), lo cual es claramente ineficiente:
Coste/año de A: 400 € / 5 años + 2,0 MWh/año x 70 €/MWh = 220 €/año
Coste/año de B: 240 € / 5 años + 2,4 MWh/año x 70 €/MWh = 216 €/año
Además, esto llevaría a un mayor consumo de energía. Si consideramos el mercado español, el cual tiene unos 27 millones de consumidores domésticos. Asumiendo que el consumo con el tipo B (2,4 MWh/año) es mayor que con el tipo A (2,0 MWh/año), la incorrecta fijación del precio de la electricidad por parte de la Administración estaría provocando un incremento de la demanda de 10,8 millones de MWh, lo que equivale a en torno al 4% de la demanda en España en 2016 (aprox. 250 millones de MWh).
Esto redundaría en la necesidad de incrementar la potencia instalada, en muchas ocasiones con un parque de generación más caro y que emite gases de efecto invernadero. Para dar una idea de la magnitud de esta cuestión, considerar del ejemplo anterior la demanda adicional de 10,8 millones de MWh inducida por la incorrecta fijación de precios. Suponiendo que la misma fuera cubierta con centrales de gas de ciclo combinado, las cuales tienen uno de los menores factores de emisión de entre todas las tecnologías térmicas disponibles, resultaría una emisión de 3,8 millones de tCO2, lo que equivale a algo más del 1% de las registradas en 1990. Esto supondría un incremento de demanda creada por la Administración al fijar incorrectamente los precios de la electricidad que supondría el 8,6% del incremento total de emisiones permitido a España.
Impacto de un diseño inadecuado de los precios de energía. Entre las consecuencias prácticas de esta ineficiencia inducida por la fijación incorrecta por parte de la Administración de los precios de la electricidad se encontrarían las siguientes:
- La demanda total de electricidad es mayor que la eficiente: al no percibir el coste real del suministro, los consumidores tienden a consumir en exceso.
- Si el precio de la electricidad es mayor que el coste del suministro, entonces la demanda es menor que la eficiente, de lo que resulta un precio de mercado también menor que el eficiente.
- Si el precio de la electricidad es menor que el coste del suministro, entonces la demanda es mayor que la eficiente, de lo que resulta un precio de mercado también mayor que el eficiente.
Figura 4‑2. Consecuencias de la fijación incorrecta de los precios por parte de la Administración.
Fuente: Elaboración propia.
Este cambio en el precio del mercado (tanto al alza como a la baja) debido a una incorrecta fijación de los precios no es beneficioso ni para los consumidores ni para los generadores, y tampoco es sostenible, por lo que la Administración tomará las medidas adecuadas para situar los precios en su nivel eficiente (es decir, alineadas con el coste real del suministro). Se pueden dar las siguientes situaciones:
- Precios por debajo de costes (caso P>C Figura 4‑2), que llevan a una menor demanda y un menor precio del mercado son insostenibles, entre otros, por la presión de los propios consumidores, por los efectos negativos sobre la economía en general (la electricidad es un factor de producción de multitud de bienes y servicios) y por la menor seguridad de suministro. [101]
- Precios por debajo de costes (caso P<C Figura 4‑2), que llevan a una mayor demanda y un mayor precio del mercado, son insostenibles, entre otros, por el déficit tarifario que crea (ver Déficit tarifario: qué es, consecuencias y solución) y por la menor seguridad de suministro [102] (ver Seguridad de suministro).
- La generación adicional necesaria para satisfacer esta mayor demanda implica alejarse del cumplimiento de los compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Para satisfacer la demanda adicional creada por la fijación incorrecta de los precios de la electricidad por parte de la Administración es necesario incrementar la producción de electricidad. Parte de esta producción necesariamente se lleva a cabo utilizando fuentes de energía que emiten gases de efecto invernadero (GEI), lo que supone alejarnos del cumplimiento de los compromisos de reducción existentes.
En el caso de España, este compromiso es que las emisiones medias en el período 2008-2012 no superen en más de un 15% las correspondientes al año 1990 (ver El cambio climático a futuro y el sector eléctrico).
- Las incorrectas decisiones de inversión de los consumidores – inducidas por la Administración al fijar los precios de energía – repercuten sobre la eficiencia general de la economía.
Las decisiones de inversión de los consumidores repercuten sobre otros sectores de actividad. Las decisiones ineficientes de los consumidores llevan a una asignación de recursos en terceros sectores (p.ej., inversiones en capacidad de producción o en I+D+i) igualmente ineficientes, la cual se transmite en cadena acabando por afectar a gran parte de la economía.
Características de un buen diseño de los precios de la energía. Todas estas cuestiones no hacen sino resaltar la importancia que tiene para el bienestar social una correcta fijación de los precios de energía por parte de la Administración. Para cumplir con este objetivo, los precios han de diseñarse y ser calculados de forma que sean:
- Suficientes – que cubran la totalidad del coste real del suministro, evitando así que se produzca el conocido déficit tarifario (ver El déficit tarifario: qué es, consecuencias y solución).
- Aditivos – que resulten de la suma de todos y cada uno de los costes de suministro (precio de la energía en el mercado, transporte, distribución, etc. – (ver Los peajes de acceso y cargos: estructura, costes y liquidación de los ingresos).
Así en el caso de los precios voluntarios para el pequeño consumidor, se debe asegurar que su cálculo refleje los costes de suministro en que incurre el comercializador de referencia, incluyendo el coste de adquisición de energía, el coste de acceso a las redes y el coste de gestión comercial. Además, para lograr que estas tarifas no sean utilizadas más que en situaciones excepcionales podría añadirse un suplemento que actúe de elemento desincentivador (ver El Suministro de referencia).
Por otra parte, en la medida de lo posible, los precios deben reflejar:
- La estructura de los costes reales del suministro eléctrico (por ejemplo, distinguiendo entre costes fijos y variables). Adicionalmente esto supone que las variables de facturación han de corresponderse, en la medida de lo posible, con los inductores que rigen los costes reales.
- La distribución temporal de los costes reales (diferencias en función de la estación del año, día de la semana, hora del día, etc.)
Con unos precios diseñados y calculados de acuerdo con estos principios se asegura que las decisiones de inversión y producción/consumo de los generadores y consumidores estarán alineadas con la eficiencia general de la economía.
[101] Precios por encima de costes llevan a una menor demanda y a un menor precio del mercado. Esta situación hace que las inversiones en nueva capacidad de se retrasen hasta que exista una expectativa clara de ajuste de precios a costes. Este retraso en la entrada de nuevas inversiones implica una reducción de la seguridad de suministro.
[102] Precios por debajo de costes llevan a una mayor demanda y a un mayor precio del mercado. Esta situación crea la expectativa de un ajuste al alza de los precios que reducirá la demanda, lo que llevaría a una cierta sobrecapacidad. Así, precios por encima de costes crean incentivos a que el margen de reserva existente sea menor que el que sería eficiente.