La situación de precios mayoristas de electricidad históricamente altos que está atravesando Europa llevó al gobierno de España a proponer una revisión del actual modelo común de mercado.
A instancias de la Comisión Europea, la agencia de reguladores de energía (ACER) publica ahora un avance de su análisis sobre las causas e implicaciones de los precios, descartando rotundamente que el funcionamiento del mercado mayorista haya impactado en esta crisis y defendiendo su diseño marginalista e integrado como el más eficiente para la transición energética.
Aunque el “Assesssment” definitivo no verá la luz hasta 2022, el regulador europeo publica ahora un avance (con mayor profundidad que su informe de octubre) de las causas del aumento de los precios de electricidad, y analiza su interrelación con las características del mercado mayorista europeo.
En línea con las conclusiones de otros expertos, ACER insiste en que los desajustes entre la oferta y la demanda de gas, que están resultando en una apuntada subida de su precio, son la causa fundamental del escenario de altos precios y elevada volatilidad que está padeciendo toda Europa. Relega a un segundo grupo de factores coyunturales tanto la cotización de los derechos de emisión como las infraestructuras (incluyendo los almacenamientos o las interconexiones) o la meteorología. Y conforme a la información analizada hasta la fecha, el regulador tampoco encuentra evidencias de manipulación del mercado mayorista, sujeto a una estricta normativa antiabuso.
Puesto que el origen de la crisis es el gas, es intuitivo pensar que la solución puede pasar por una revisión de factores regulatorios o de mercado del gas que puedan mejorarse, o bien de un cambio en las estrategias de aprovisionamiento. En este sentido el informe muestra que la creciente tendencia hacia la compra spot (referencia de precio de hubs) ha supuesto en los últimos 10 años ahorros muy considerables frente al aprovisionamiento a plazo (indexado al petróleo), y de cara a un escenario de uso decreciente del gas para generación eléctrica, no parece que un cambio de estrategia fuera a proporcionar la flexibilidad necesaria.
Como consecuencia de lo anterior, los países con mayor dependencia del gas en sus portfolios de generación están viendo una mayor subida de sus costes de electricidad, lo que, sumado al nivel de interconexión con otros mercados eléctricos, configura un mapa de precios que ACER agrupa en 3 niveles:
El informe también destaca que la traslación de los altos precios mayoristas a las facturas de los consumidores finales también es desigual, dependiendo de si éstos optan o no por precios fijos.
En respuesta a un posible cuestionamiento del funcionamiento del mercado por parte de algunos estados miembros, el regulador es claro al afirmar que el hecho de que haya precios altos no significa que el mercado esté funcionando mal.
Los datos sobre los ahorros para los ciudadanos de un mercado europeo integrado son abrumadores (trecientos mil millones de euros previstos en la próxima década), la integración reduce la volatilidad y los precios al optimizar el uso de recursos. Pero es que sin el esfuerzo de integración que se ha llevado a cabo durante los últimos 20 años habría sido impensable alcanzar el nivel de seguridad de suministro o de generación renovable actual.
El informe realiza un extenso análisis sobre ventajas e inconvenientes de diferentes sistemas de precios en el mercado mayorista, que actualmente se basa en precios marginales (modelo “pay-as-clear”) como en la práctica totalidad de los mercados competitivos en todos los sectores.
Las ventajas de este modelo están claras, los consumidores reciben la señal de precio más eficiente, puesto que los generadores no tienen incentivos a hacer ofertas especulativas. Por su parte, las tecnologías con altos costes de inversión y bajos costes variables (como las renovables) encuentran incentivos para invertir, viabilizando el despliegue necesario para la transición energética.
Frente a éste, un modelo de precios promedio o “capados”, resultaría en una remuneración insuficiente para algunas tecnologías, que podrían decidir su salida de mercado, por lo que ACER alerta de que se estaría poniendo en riesgo la seguridad de suministro. Por otra parte, estos sistemas de establecimiento de precios tampoco son eficaces a la hora de dar las señales de mercado necesarias para la participación de la flexibilidad almacenamiento o gestión de la demanda, creciente en unos sistemas cada vez más volátiles.
En cualquier caso, el regulador recuerda que la intervención en los precios del mercado mayorista no está permitida, y que cualquier reforma del mercado debe resultar de un consenso a nivel europeo. Por eso se está trabajando en identificar los modelos que mejor respondan a los nuevos retos, recordando que el futuro diseño deberá remunerar las tecnologías por encima de sus costes marginales e incentivar soluciones que aplanen la volatilidad asociada a las renovables.
Respecto a las medidas a corto plazo para mitigar el impacto en los consumidores vulnerables, ACER remite a la receta de la comisión europea: medidas fiscales, políticas sociales y eficiencia energética.
Otras medidas que se han puesto encima de la mesa, como la compra centralizada o reservas de gas obligatorias han sido también objeto de análisis por el regulador, sin encontrar hasta la fecha pruebas contundentes de su eficacia.
Como conclusión, el regulador europeo no encuentra razones para pensar que un cambio del modelo de mercado de electricidad sea la solución ante una crisis de precios como la actual. El diseño actual ha probado sus ventajas, por lo que su eventual revisión debería ser objeto de un análisis más sosegado. ACER alerta de que un “cap” a los precios mayoristas pondría en riesgo la seguridad de suministro.